250 vecinos del barrio indican sus percepciones sonoras en este análisis, que forma parte del proyecto ‘Holistic City Soundscapes’.
Estudiar un entorno desde el punto de vista acústico implica muchas más cosas que medir los decibelios, es decir, la intensidad. Por ello, los integrantes del proyecto ‘Holistic City Soundscapes’ analizan varios parámetros, como la estructura interna del sonido, que marca el grado de musicalidad de una fuente sonora. Esta iniciativa, encabezada por Javier Suárez Quirós, profesor de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón y coordinador del grupo I3G y el fonografista Juanjo Palacios, se centra La Calzada, un barrio elegido «porque es como una ciudad en miniatura, con una delimitación geográfica perfectamente marcada y todos los ambientes sonoros: ferrocarril, playa…», apunta.
El equipo encargado del proyecto ya ha realizado encuestas a 250 vecinos del barrio para conocer sus percepciones de la sonoridad de la zona. Estos cuestionarios han arrojado resultados interesantes. «Cuando preguntas, la gente empieza a darse cuenta de que no hay contaminación acústica, sino un paisaje sonoro muy rico», subraya Suárez Quirós. Por ejemplo, la mayoría de los ciudadanos no considera el tráfico como un sonido insoportable. En líneas generales, el oído humano percibe las fuentes sonoras más graves como más agradables que las agudas.
DAR SOLUCIONES
Los expertos proponen nuevas formas de construcción para minimizar los ruidos
«Normalmente, no hay una sensación de rechazo, sino que aparecen un montón de matices», apunta el experto. No obstante, sí hay quejas por ciertos sonidos estridentes, como el que puede producir una sirena, que es algo esporádico. Actualmente, los integrantes del proyecto se encuentran analizando los resultados recogidos para elaborar un «atlas de sonido», que arroje una panorámica completa sobre este aspecto. El objetivo de ‘Holistic City Soundscapes’ es «dar solución a la gente que tiene sonidos molestos en su barrio», señala Suárez Quirós. Porque no todos los problemas de raíz acústica pueden solucionarse con un sonómetro en mano. La Policía Local, añade el ingeniero, «no puede actuar si ese sonido está por debajo del límite establecido».
Ahí juegan un papel fundamental las mediciones de naturaleza diferentes, como las que realiza este equipo de especialistas. Y es que existe la posibilidad de minimizar las fuentes sonoras que resultan incómodos al oído humano con «una forma adecuada de construir». En los espacios destinados al ocio, señala Suárez Quirós, hay ciertas maneras para reducir el impacto acústico negativo. Como muestra, señala «el jugar con más amplitud mediante barreras vegetales y acuáticas».
De modo que el sonido del agua de las fuentes enmascare el procedente de otros focos menos placenteros. Antes de final de año, está previsto que se presenten los resultados hallados por el equipo de investigadores sobre La Calzada. La idea de estos profesionales del sonido es organizar una exposición para darlos a conocer a todos los vecinos.
Fuente: El Comercio