No es lo mismo escuchar la novena sinfonía de Beethoven que oír cantos religiosos acompañados de instrumentos musicales -con amplificación del sonido-. Más aún cuando los episodios se presentan en espacios que no son adecuados o aptos para llevar a cabo alabanzas.
Así lo ha observado y constatado la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA), principalmente en las iglesias cristianas que no cuentan con edificaciones acondicionadas para tal finalidad. No obstante, dichas afectaciones también se presentan en zonas aledañas a edificios de culto católico.
En el caso de las ensordecedoras iglesias cristianas, lo que afecta a los residentes son los altos niveles de sonido producido por esos instrumentos musicales con los que acompañan sus actividades religiosas; además de la frecuencia y la duración de cada evento, que genera lo que conocemos como contaminación acústica. Esta afectación -hasta el momento- no ha tenido ninguna consideración por los que dirigen estos templos de culto y alabanza.
Para el control de nuevas edificaciones, ubicación y funcionamiento de las ya existentes y regulación de todo tipo de dotacionales de culto, la Secretaria Distrital de Planeación (como autoridad urbanística competente) con la participación de todas las congregaciones religiosas reconocidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, emitió el Decreto Distrital 311 de 2006 -que reglamenta el Plan Maestro de Dotacionales de Culto-.
Dicho Decreto instó a las iglesias a cumplir con los niveles de emisión de ruido establecidos en cada sector de ubicación, además de la formulación de planes de regularización y manejo para los equipamientos que lo requieran (sumándole la respectiva licencia).
La resolución obliga, también, al inicio de las adecuaciones urbano-arquitectónicas y del reforzamiento estructural de los equipamientos, la reubicación de aquellos que se encuentren localizados en áreas consideradas de alto riesgo no mitigable; y establecer áreas adecuadas como zonas de parqueo.
Por su parte, entre 2007 y 2010, la Secretaría de Ambiente ha realizado 147 visitas técnicas a iglesias católicas y cristianas, tiempo en el que ha constatado que el 88,9 por ciento de éstas están ubicadas en sectores residenciales, donde el nivel permitido según la Resolución 627 de 2006 es de 55 decibeles en horario nocturno y 65 decibeles en horario diurno. Cuando se realizan las alabanzas, los niveles de ruido medidos en un 33 por ciento de estas iglesias oscilan entre 70,1 y 75 decibeles, lo cual indica un incumplimiento a la norma vigente de emisión de ruido. La SDA ha constatado que la mayor proporción de estas iglesias se encuentran ubicadas en las localidades de Suba, Puente Aranda, Teusaquillo y Usaquén.
El ruido en las ciudades es una consecuencia de la dinámica urbana, del progreso y del avance incontrolado de las nuevas tecnologías. Esto se suma a la disminución de espacios abiertos, lo cual preocupa cada vez más a las entidades y organismos estatales encargados de su control (quienes reciben y atienden las quejas); esto a pesar de que los ciudadanos manifiestan que son conscientes de que a largo plazo el ruido provoca serias consecuencias para la salud. De ahí que el control hacia las iglesias deba ser permanente.
A través de actividades de seguimiento y control, la Secretaría de Ambiente ha realizado requerimientos técnicos a los representantes legales de las diferentes iglesias para que efectúen las adecuaciones al interior de las mismas. Se les solicita que se efectúen teniendo en cuenta materiales u obras acústicas que les permitan cumplir con los niveles de ruido y disminuir la afectación de los residentes cercanos.
No es un ataque contra la religión o las creencias de los bogotanos, sino un llamado de atención por la convivencia ciudadana. Todos tenemos derecho a celebrar, rezar y alabar, pero también a descansar y disfrutar de la paz de nuestros hogares.
Luis Eduardo Gaitán.
Fuente: Propiedades y remodelación